martes, 8 de enero de 2013

Retornos del Espejo

Tocaba ya escribir una entrada para estrenar el año nuevo. Y qué mejor forma de empezar el nuevo que recordando aquel diciembre del pasado, en el que tuvo lugar mi segundo recital poético…


Debo la publicación de esta reseña a Guillermo Pescador, de la estupenda revista cultural Iberarte.

Lo cierto es que este segundo recital fue tan emocionante para mí como el primero, aquel que tuviese lugar en mayo de 2012, y ahí estuvieron, fieles, los nervios escénicos… Sin embargo, puedo afirmar que, finalmente, todo salió a la perfección, y esto fue en gran parte gracias al apoyo y a la ayuda de Sonia Villarroel, una profesional en todo este mundo de escenarios y puestas en escena. Sonia me ayudó no solo a la organización del evento –para que fuera algo más que un simple recitado de poemas-, sino también a recitar mis propios poemas sin aburrir al personal –los poetas nunca hemos sido muy hábiles recitando lo propio, y si no, qué se lo digan a Cernuda…-, a elegir la “banda sonora” y hasta en el propio escenario, interviniendo en la segunda parte del recital, prestando su voz al Sombrero Loco de mis poemas.

Quiero también agradecer al genial actor Emilio Linder su participación y su apoyo en esta segunda parte del recital… Porque el Jim Morrison de Retornos del Espejo no hubiera sido lo mismo sin su voz, sin su persona. No olvidaré la emoción del público cuando él se levantó de su mesa, haciendo brillar aquellos versos que yo había escrito.

Y a Antonino Nieto, poeta experimentado que no dudó a la hora de prestar su ayuda a una poeta principiante como yo –es maravilloso y raro encontrar escritores con experiencia que ayuden a los más jóvenes de forma tan desinteresada y amable-, recitando una de mis poesías, con esa vena dramática que hizo temblar el escenario.

También a David Felipe Arranz, periodista y amigo cuya profesionalidad y saber hacer nadie podría poner en duda. A su cargo corrió la presentación de este segundo recital, después de habernos conmovido ya en el primero, el que se celebró en el mítico café Libertad 8. Y de nuevo, volvió a dejarnos sin palabras.

Fue un honor para una principiante como yo contar con la ayuda de todos ellos, grandes profesionales. Os debo gran parte de mi éxito. Gracias de corazón.








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