domingo, 30 de junio de 2013

El misterio de los restos de García Lorca


El barranco de Víznar, Granada


Comienza el día con la noticia de que la Junta de Andalucía ha iniciado los trabajos de localización y delimitación de las fosas comunes del barranco de Víznar, en Granada. Allí, entre otros 2000 cuerpos, podrían encontrarse los restos de Federico García Lorca, fusilado al comienzo de la Guerra Civil.

Lorca fue enterrado junto a tres personas más: Dióscoro Galindo, el “maestro cojo” de Pulianas, y dos banderilleros cenetistas: Francisco Galadí y Joaquín Arcollas.  

Hasta 2009, se sostuvo la tesis del investigador y biógrafo lorquiano más importante, Ian Gibson, según la cual Lorca estaba enterrado en Fuente Grande, un paraje perteneciente al municipio de Alfacar. La hipótesis se sostenía por el testimonio de Manuel Castilla, “Manolo el Comunista”, encargado aquella madrugada de enterrar los cuerpos de los cuatro asesinados. El Comunista guió a Gibson –y antes que a él, al también investigador Agustín Penón- hasta el olivo bajo el cual supuestamente se encontrarían los restos. Gibson plasmó sus investigaciones en su biografía sobre Lorca en el año 1987, cuya última reedición se ha elaborado en 2011, bajo el título Federico García Lorca.

La Colonia, lugar donde Lorca pasó sus últimas horas de vida


En 2009, amparadas por la Ley de Memoria histórica aprobada por el Gobierno de Zapatero, comenzaron las excavaciones en el lugar concreto indicado por Gibson. Y comenzaron a pesar de la fuerte oposición de los herederos de Lorca, encabezados por su sobrina Laura García-Lorca, hija de Francisco García Lorca y Laura de los Ríos y directora de la Fundación García Lorca. El siguiente extracto corresponde a una entrevista realizada por el diario Ideal de Granada a Laura García-Lorca en 2008:

-Ustedes se oponen a la exhumación de los restos del autor.

-Respeto, protección y ordenación del lugar. Hay que añadir los nombres de los muertos que están ahí, acotar el lugar y tratarlo como un cementerio.
-Pero las familias de dos de los asesinados con Lorca han pedido recuperar los cuerpos.
-Me parece muy respetable, pero me gustaría pedirles que pensaran en la posibilidad de tomar ese lugar como tumbas de todos y recuerdo de las circunstancias en que murieron, y recordarles con sus nombres y no singularizarlos a los unos de los otros. Me parece muy violento lo de la exhumación porque tuve que exhumar los restos de Hermenegildo de los Ríos, y es muy desagradable. Tampoco hay seguridad de que estén enterrados en un lugar concreto y exhumar los cuerpos sería una manera de desvirtuar la historia; y ya no serían víctimas del mismo crimen si se les individualiza. El parque de Alfacar es un lugar histórico al que se puede ir a honrar a todos los muertos, y ahí están todos.


Poco antes de comenzar las excavaciones, se publicó un ensayo de Gabriel Pozo titulado Lorca, el último paseo, que pronosticaba que no se iban a obtener resultados, porque el cuerpo del poeta no se encontraba allí. La tesis de Pozo estaba basada en una entrevista a la actriz Emma Pennella, hija de Ramón Ruiz Alonso, el hombre que detuvo a García Lorca cuando este se escondía en la casa de su amigo falangista, el también poeta Luis Rosales. Ruiz Alonso fue el causante más directo del asesinato de Lorca. Según declaró Pennella, su padre fue informado de que el cuerpo del poeta había sido trasladado del lugar de enterramiento original ante las críticas que estaba recibiendo Franco. Pozo aseguraba en su tesis que, de cualquier forma, Lorca no fue enterrado en el lugar indicado por Manolo el Comunista, y que su testimonio no resultaba válido. Laura García-Lorca apoyó el argumento; algo curioso, si además tenemos en cuenta el momento en que se publicó el libro, justo antes de comenzar las excavaciones.

Laura García-Lorca, sobrina de Federico


Pozo sostenía también que el motivo por el que Lorca fue asesinado no lo constituía la homosexualidad o su apoyo al Frente Popular, sino viejas rencillas de familias granadinas. Argumento al que se sumaron los herederos lorquianos –no olvidemos que, en la biografía sobre su hermano, Francisco García Lorca no hace ninguna alusión a la condición homosexual de Federico, y que Laura siempre ha insistido en su apoliticismo. El historiador Miguel Caballero también comparte esta visión, como demostró en Las últimas trece horas en la vida de García Lorca (2011).

Finalmente, concluyeron las excavaciones de 2009 sin haber hallado a Federico ni a ninguna de las otras personas que fueron enterradas con él. La tesis de Gibson se había desmoronado aparentemente. Y a partir de ese momento, se sucedieron las hipótesis variadas sobre el paradero de los restos del poeta, como la de Miguel Caballero, que aseguró en su libro que fue enterrado en una finca privada.

Por su parte, Ian Gibson publicó La fosa de Lorca: crónica de un despropósito, donde criticó la forma errónea de llevar a cabo las excavaciones y el hecho de que no se le hubiera consultado, insistiendo en que el Comunista no señaló un lugar concreto –bajo el olivo-, sino un área más o menos extensa que no fue registrada del todo. Gibson se distanció de la familia de Lorca desde que empezó a señalar la necesidad de investigar su paradero, y ahondó en el tema de la homosexualidad. El hispanista ha mostrado su sorpresa ante el hecho de que la familia al completo se oponga a las investigaciones.

El hispanista Ian Gibson


Hay un rumor, dice Gibson, según el cual Franco negoció con la familia de Lorca en los años 50, pudiendo ofrecerles los restos del poeta. Laura García-Lorca siempre lo ha negado, pero esta hipótesis podría no ser tan descabellada si atendemos a la fiereza con que la familia se empeña en no investigar.

En mi opinión, los herederos de Lorca ocultan algo, el motivo que les conduce a no apoyar las investigaciones, se trate o no del cuerpo del poeta. Y la razón por la que decidieran no hacerlo público podría estar relacionada con esas supuestas conversaciones con Franco –que no ofrecería una buena imagen de ellos-, o con alguna ilegalidad cometida. Estoy casi segura de que la familia conoce el paradero del cuerpo, y por algún motivo no quiere hablar.

En todo caso, las excavaciones iniciadas hoy en el barranco de Víznar no tienen el objetivo concreto de hallar los restos lorquianos, sino de exhumar a las 2000 personas que se calcula que pueden estar allí enterradas, para darles una sepultura digna. Esto es necesario en un país que ha sufrido 40 años de dictadura, en el que las heridas aún no se han cerrado y los responsables de los crímenes no han sido condenados. Es un deber para con la memoria de esas víctimas, se llamen o no Federico García Lorca. 


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miércoles, 5 de junio de 2013

"Postureo" lorquiano




Federico García Lorca nació en Fuentevaqueros, un pueblecito de la vega de Granada, el 5 de junio de 1898. Hace hoy exactamente 115 años. Se trata de una cifra demasiado redonda como para no dedicarle una entrada –y de paso, desempolvar un poco esto-; pero he de confesar que no me hubiera acordado si no hubiera visto una auténtica avalancha en Twitter con frases y fotos del poeta. Reproduzco la secuencia de pensamientos que han tenido lugar en mi cabeza:

1) ¡Qué maravilla! Por un día, es tendencia en Twitter “Federico García Lorca” y no cualquiera de los zangandungos de Gran Hermano

2) Pero, por otra parte… Qué lástima que Lorca comparta espacio con todos esos petimetres, como uno más… Visto así, es una forma de banalizarlo.

3) ¿Cómo se ha podido enterar toda esta gente, la mayoría de los cuales no ha leído un libro de Lorca en su vida, y se me ha podido pasar por alto a mí, que me declaro lorquiana hasta la médula?

La respuesta ha llegado inmediatamente, precisa como una saeta:




Google, por supuesto.

Google y sus originales doodles que homenajean aniversarios de nacimientos, de muertes… Hay que reconocerle la gracia al de hoy. Eso sí, no creo que todo el mundo se haya percatado de que la imagen es un guiño de la obra lorquiana Bodas de sangre. ¿Para qué tantos detalles? El gentío ha visto el doodle de hoy, y se ha apresurado a tuitear frases, poemas y fotografías. ¡Y qué lorquianos nos volvemos todos de pronto! ¡Qué maravilla! Eso sí, de tuitear a leer una obra del granadino… Eso ya es mucho para el cuerpo, ¿no?

Postureo, lo llaman en el lenguaje de Twitter. Aunque dicha palabra no está registrada aún en los diccionarios, la página Wikilengua la define así:

El término “postureo” es un neologismo acuñado recientemente y usado especialmente en el contexto de la redes sociales y las nuevas tecnologías, para expresar formas de comportamiento y de pose, más por imagen o por las apariencias que por una verdadera motivación.

Que es exactamente lo que está ocurriendo hoy con Lorca. O lo que ocurrió hace un mes con la exposición de Salvador Dalí en el Reina Sofía. De repente, la sociedad se volvió profundamente daliniana, aunque muchos no supiesen ni situar al pintor en una época determinada. Pero nos sentimos cultísimos hablando de Lorca o de Dalí, ¡y lo bien que queda!



Federico, siempre con ese humor chispeante, se partiría de risa ante esta situación. También le gustaría, porque era muy presumido y le encantaba sentirse el centro de atención. Pero después, cuando no lo viesen, se reiría de todos ellos y de su absurdo postureo.

Para Lorca no era tan importante el cumpleaños –me hubiera perdonado que se me olvidara-, porque antiguamente, en regiones como Andalucía y Extremadura, se celebraban mucho más los santos. San Federico se celebra el 18 de julio –y éste me lo sé porque Santa Marina es el mismo día-, y los García Lorca se reunían cada año con este motivo en la Huerta de San Vicente, su casa de Granada.



Cumplir años no era algo que le apasionase especialmente a Lorca. Más si sabemos que él siempre gustaba de quitarse dos, afirmando que había nacido en 1900 y no en 1898, tal vez por el significado que entraña esta fecha. 1898 fue el año en que España perdió las últimas colonias, tras lo cual se extendió un profundo pesimismo nacional, en cuyas aguas nacería la Generación del 98 –o de fin de siglo, como se viene llamando ahora-, que es la inmediatamente anterior a la de Lorca. En los tiempos de Lorca y de su generación, la del 27; la Generación del 98 era contemplada a menudo como demodé. Y quizá a Federico no le hacía ninguna gracia que lo relacionasen directamente con esa fecha.

Se cumplen hoy 115 años de su nacimiento, pero él sólo vivió 38. Sus asesinos se encargaron de cortar de un tajo una brillantísima carrera que comenzaba a entrar en su etapa de madurez.

¿Qué podría haber escrito aún Lorca? ¿Qué nuevos descubrimientos literarios nos aguardaban? Murió con una obra teatral inacabada, cuyo manuscrito se haya perdido, y del que únicamente sabemos –por cartas del propio Federico- su título: La fuerza de la sangre. Él mismo afirmaba que iba a suponer una auténtica revolución.

Condenemos este crimen. Admiremos a García Lorca. Reivindiquemos su memoria, las investigaciones para lograr que sus restos tengan un mejor reposo que una cuneta. Leamos su obra, asombrémonos con su filosofía oscura y vitalista. Desangrémonos con sus poemas…

Que no se quede todo en un postureo en Twitter por el 115º aniversario de su nacimiento.

Ante esta situación, quisiera rescatar una frase del propio Lorca que, en mi opinión, resume también mi pensamiento:



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