El primer amor de Federico se llamaba María Luisa Natera y tenía los ojos azules, como bien recuerda el poeta en su “Madrigal triste de ojos azules”: ... pero que sin mirarlos dan la muerte / con el puñal azul de su recuerdo. Solo era una niña de quince años (tres menos que el poeta) cuando se conocieron en el balneario de Lanjarón. La muchacha pertenecía a una de las familias más poderosas de Granada y, a pesar de admirar su encanto personal, nunca llegó a corresponderle en sentimientos; le veía demasiado afeminado. Se convirtió en un amor imposible para Lorca, una experiencia que impregnaría de tristeza sus poemas de juvenilia y que le dejaría traumatizado para siempre.
María Luisa Natera, archivo Familia Hitos Natera
Cuando Lorca se trasladó en Madrid para cursar sus estudios universitarios, fue admitido en la famosa Residencia de Estudiantes, dirigida por Alberto Jiménez Fraud. Allí conoció al que se convertiría en su gran amor y perenne obsesión: el pintor surrealista Salvador Dalí. Este era por entonces un muchacho tímido y retraído que descubrió en Lorca una fuente de inspiración para su pintura. Ambos vivieron una intensa relación de amistad-amor que terminó cuando pronto debido a que Dalí no fue capaz de asumir su propia homosexualidad. Pero ninguno de los dos se olvidaría nunca.
Salvador Dalí y Federico García Lorca, 1927,
Archivo Huerta de San Vicente
El siguiente en la lista de amores del poeta fue el joven escultor Emilio Aladrén, con fama de guapo y simpático, que hasta entonces había mantenido una relación con Maruja Mallo, la célebre pintora de la Escuela de Vallecas. Aladrén no era homosexual, como bien demostró al contraer matrimonio con la inglesa Eleanor Dove, después de abandonar a Lorca y dejarle sumido en una profunda depresión que le llevó al borde del suicidio. Aladrén se había aprovechado del famoso poeta para darse a conocer entre los peces gordos del arte.
Emilio Aladrén y Federico García Lorca, autógrafo,
Archivo Huerta de San Vicente
Federico García Lorca y Rafael Rodríguez Rapún, 1935,
Archivo Huerta de San Vicente
Datos del libro:
GIBSON, Ian: Lorca y el mundo gay, Ed. Planeta, Barcelona, 2009-03-28. Diseño de cubierta:

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3 comentarios:
Muy interesante los aspectos sentimentales que influyeron en la obra de Lorca.
Para mí fue el primer Homosexual relevante que conocí y me sirvió de inspiración, pues en aquella época sólo éramos motivo de risa...
Gracias
Bravo!
comenze a interesarme en Lorca y Dali. Esta exelente la informacion, ojala pudieses poner mas.
un beso desde chile
La vida sentimental de Lorca no se diferencia mucho de la nuestra, el fue rechazado, abandonado y usado, aunque igualmente solo puedo sentir tristeza, espero que Rafael le haya dado en esos años de teatro, el amor que le correspondia hasta su vejez, que esa felicidad bastara para decir en ese ultimo momento, cuando supo con certeza, que no veria otra Luna: he vivido y me han amado, eso es lo que cuenta.
Quiero creer que el gran amor de Lorca no fue Dalí, no deseo pensar que en sus ultimos momentos llego a pensar en el mas que como un gran amigo, en ese instante merece recordar un amor real y completo, no un conato amoroso que no llevo a mas que desamor y lagrimas.
El 18 de agosto de 1937 en el hospital de Santander, moria Rafael Rapún por las heridas recibidas bajo la ráfaga de una metralla de los aviones enemigos, de la que no intentó guarecerse, como sí hicieron sus compañeros, Rafael solo tenia 25 años.
Quiero creer que el Teniente Republicano Rafael Rapún penso en Federico en el preciso momento, que decidio no ver otra Luna.
Al dia siguiente se cumpliria un año de la muerte Federico.
Gracias por el blog
Claudio Fenea
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