jueves, 12 de marzo de 2009

La misteriosa desaparición de Hernández


Comienzos del siglo XXI, año 2009. Los best-sellers monopolizan el mercador literario: primero fueron los derivados de “El Señor de los Anillos”, seguidos por los cientos de últimos catones, últimos merovingios y demás historias de sectas que alcanzaron la popularidad gracias al éxito de “El código Da Vinci”, de Dan Brown, autor de best-sellers por antonomasia. Últimamente, la saga “Crepúsculo”, de Stephenie Meyer, encabeza la lista de los libros más vendidos en numerosos países, y este éxito se ha visto potenciado desde que se estrenó la película basada en la novela. Pilas y pilas de ejemplares de “Crepúsculo” y su continuación, “Eclipse”, ocupan las estanterías de las librerías madrileñas más populares.

Nos desplazamos al Fnac de Preciados, sección de libros. En la situación literaria actual, no son muchos los que se acercan a la olvidada estantería de Poesía. Sin embargo, siempre quedan algunos nostálgicos. Yo soy una de ellos. Los libros están ordenados según el apellido del autor, y busco por la H. No puedo ocultar mi estupefacción al descubrir que el nombre de Miguel Hernández no figura en la estantería. Tampoco hay ningún libro suyo. Tengo que dirigirme a la sección de Poesía de bolsillo para lograr dar con un ejemplar de “El rayo que no cesa”, la temprana obra del poeta, de carácter modernista. Pero no es lo que ando buscando. No, yo busco un ejemplar de Poesía completa, pero resulta obvio que en el Fnac no existe.

En la Casa del Libro tampoco tengo suerte. Por lo menos, aquí sí aparece el nombre de Hernández en la estantería de Poesía, pero lo máximo que se puede obtener son ejemplares de bolsillo de “El rayo que no cesa”, “El hombre acecha” y “Cancionero y romancero de ausencias”. Ni rastro de una recopilación de su poesía completa. Al tratar de encargarlo, me informan de que no existen demasiados libros del autor, y menos aún de toda su obra poética.



"Miguel Hernández, Obra escogida", Ed. Aguilar,
México, 1962. Foto: Marina Casado

No me rindo y decido agotar la última posibilidad acudiendo al mercado de libros de segunda mano de la Cuesta de Moyano, donde por lo general se encuentran las más raras joyas literarias –por desgracia, a elevados precios, la cultura se paga. Sin embargo, me desengañan rápidamente: no poseen ningún ejemplar de poesías completas de Hernández. Para no quedarme con el amargo sabor de la frustración, compro una antología bastante completa de la editorial Aguilar que data de 1962. Es lo mejor que he podido encontrar.

Después de esta odisea, no puedo evitar formularme una pregunta: ¿Qué ha sido de Miguel Hernández, uno de los poetas más importantes de la Literatura española? ¿A qué se debe el vacío que ocupa el lugar de las estanterías donde debería figurar su nombre? ¿Y qué razón existe para la inexplicable inexistencia de una obra que recopile su poesía completa? No es la primera vez que me pasa algo así buscando obras de poetas: es difícil encontrar incluso una del mismísimo García Lorca. Pero en el caso de Miguel Hernández todo se exagera de manera grotesca, hasta el punto de no figurar su nombre en las secciones de poesía. ¿Por qué no se editan sus obras? Quizá existan problemas con sus herederos –como ocurre en el caso de la obra de Alberti-, o tal vez se deba a una paulatina indiferencia hacia su poesía, lo cual sería un motivo más que suficiente de preocupación. En todo caso, para el público en general, Miguel Hernández cada vez parece más cerca de ese misterioso lugar descrito por su contemporáneo, Luis Cernuda: Allá, allá lejos; donde habite el olvido.

Fotografía: El poeta en la sierra oriolana. Revista Caballo Verde para la poesía, 1935.

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