martes, 17 de marzo de 2009

Francisco Ayala, escritor independiente


Francisco Ayala ayer en la Biblioteca Nacional.
Foto: Juanjo Fernández

Se dice que con la muerte de Pepín Bello el 11 de enero del año pasado, a los 103 años, murió el último miembro de la Generación del 27. En sentido estricto, esto no es así, pues ayer, 16 de marzo de 2009, cumplía también 103 años el escritor Francisco Ayala. Para conmemorarlo, el Ministerio de Cultura le dedicó un homenaje en la Biblioteca Nacional. Allí, rodeado de destacadas personalidades del mundo de las letras, Francisco Ayala agradeció con mucha emoción haberle consentido seguir adelante y cumplir durante todos estos años lo que creía que era su obligación de hombre y de ciudadano. Se habló sobre todo del secreto de su envidiable vitalidad, que el Ministro de Cultura identifica con su rotundo compromiso ético con el mundo y con su tiempo, y el propio Ayala lo achaca al consumo diario de miel y whisky. Sea como sea, el escritor está muy animado y adaptado a los nuevos tiempos, como demuestra su perfil en Facebook, la célebre red social.

Francisco Ayala nació el 16 de marzo de 1906 en Granada, solo un año más tarde del que se considera benjamín de la Generación del 27, el poeta Manuel Altolaguirre. Publicó su primer libro, “Tragicomedia de un hombre sin espíritu” en 1925, el mismo año que salieron a la luz “Tiempo” de Emilio Prados y “Marinero en tierra” de Rafael Alberti. De hecho, en su ensayo “Generación de 1925” Luis Cernuda sitúa esta fecha como un término medio en la aparición de los primeros libros de los que serían conocidos como la Generación del 27 –aunque haya críticos como Cernuda que prefieran llamarla “Generación del 25”. Así pues, Ayala es contemporáneo a estos autores y publicó su primer libro en una fecha clave. Todo lo situaría como un miembro más de esta generación. Sin embargo, la crítica pocas veces lo incluye dentro de ésta, y lo define como un escritor inclasificable. ¿Cuáles podrían ser las razones?


Juan Vida: Retrato de Francisco Ayala (2000)

Lo primero que podríamos pensar es que Francisco Ayala ha sido, ante todo, escritor de ensayo y, especialmente, de prosa; en una época en la que la poesía había alcanzado su auge con autores como García Lorca o Alberti. Hablar de la Generación del 27 es casi hablar de poesía. Pero muchos de sus integrantes no fueron poetas y se decantaron por la pintura (Salvador Dalí), el cine (Luis Buñuel) o el teatro, como es el caso del popular torero Ignacio Sánchez Mejías. El propio Pepín Bello no publicó nada más que un poema en toda su vida, y aun así se considera integrante clave de la Generación. El secreto, claro está, reside en la estrecha relación que mantuvo con Federico García Lorca, Luis Buñuel y Salvador Dalí en la Residencia de Estudiantes de Madrid.

¿A qué se debe, por tanto, este olvido de la crítica hacia Ayala? Su personalidad juega un papel más importante del que creemos. Ayala reconoció en su célebre entrevista con Iñaki Gabilondo que nunca ha sido gregario. Esta necesidad de independencia le impidió establecer un contacto más estrecho con los miembros de la que debería haber sido su generación. Ayala no solía acudir a las famosas tertulias en casa del diplomático Carlos Morla Lynch, ni a las de Vicente Aleixandre. Al volver a España a comienzos de la Guerra Civil –la guerra le había sorprendido en Berlín- apoyó al bando republicano, pero no ingresó en la célebre Alianza de Intelectuales Antifascistas, presidida por José Bergamín y de la que formaron parte la mayoría de personalidades culturales fieles a la República (Rafael Alberti, Miguel Hernández, Luis Cernuda, María Zambrano, Luis Buñuel, Rodolfo Halffter…). Después del triunfo del bando franquista, Ayala partió al exilio (Buenos Aires, Puerto Rico, EE.UU…) y actualmente confiesa que si tuviera que decir recuerdos hermosos de su vida estarían allí. Para él, la patria de cada escritor es su propia lengua, y a lo largo de su vida él no ha dejado de escribir. En 2006 ha publicado, con motivo de su primer centenario, la edición definitiva de sus memorias: “Recuerdos y olvidos”. En ella, describe con magistral brillantez su vida desde los años españoles hasta el exilio, y posteriormente el regreso a su país, demostrándonos que, a pesar de no ser considerado por muchos un miembro más de la Generación del 27, hoy se ha convertido en uno de los pocos testigos vivos de aquella maravillosa e irrepetible Edad de Plata de la cultura española.



Francisco Ayala en el Café Gijón, 1930. Foto: La Gaceta Literaria



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